La Libertad y el Orden

Las autoridades de policía de la república como jefes de policía tienen la responsabilidad constitucional de garantizar la vida, honra y bienes de los ciudadanos y frente al título del escudo de Colombia con el lema “libertad y orden” cuenta con la fuerza pública integrada por el Ejército, Policía, Armada y fuerza aérea cuya función es conservar el orden interno y externo del país en el espacio terrestre, aéreo, fluvial y marítimo del territorio colombiano. En sus diferentes niveles del mando de cada una de las fuerzas legalmente constituidas está la dirección de su personal para el cumplimiento de los fines del estado en el ámbito urbano y rural, el cual es preparado académica, técnica y culturalmente para cumplir sus funciones en el mantenimiento del orden público en todas las zonas geográficas de Colombia.

Igualmente, cada componente de la fuerza pública diseña su estructura organizacional con sus respectivas direcciones desde el nivel estratégico, táctico y operativo a cargo de un equipo de trabajo conformado jerárquicamente por oficiales, suboficiales y soldados en el caso del ejército, fuerza aérea y Armada nacional; en la policía nacional por oficiales, suboficiales, nivel ejecutivo, patrulleros, agentes y auxiliares de policía. Elaboran un plan estratégico que contiene una misión, visión, principios y valores, un sistema de gestión integral compuesto por procesos gerenciales, misionales, de soporte y de evaluación y mejora.

El talento humano encargado de la aplicación de los diferentes procesos, mediante un protocolo son seleccionados e incorporados a la correspondiente fuerza y debidamente formados en sus respectivas escuelas de formación durante un periodo de tiempo con un rango de 1 a 4 años acorde a una malla curricular diseñada con base a las necesidades de la sociedad y el análisis de la realidad social, política, económica, cultural y tecnológica del país. La policía nacional cuenta con un sistema educativo policial elaborado cuidadosa y profesionalmente de acuerdo con las realidades señaladas anteriormente y de una sociedad cambiante y dinámica.

Los jóvenes escogidos para ser soldados o policías provienen de esa sociedad que tenemos y de los diferentes colegios públicos y privados donde también son formados en su etapa primaria y secundaria, ya vienen con una formación desde la casa y es complementada en los establecimientos educativos de cada institución militar y policial; allí se hace mucho énfasis en el tema de derechos humanos y de  derecho internacional humanitario por su relación continua y permanente con todas las comunidades: Indígenas, campesinas, afrodescendientes, LGTB, etc.  su misión permanente es respetar y hacer respetar los derechos de la población en general sin distingos de raza, color, origen, género, grado o título; la dignidad humana es igual para todos, no aumenta o disminuye por cualquiera de las condiciones anteriores.

Dentro de los contenidos programáticos de cada escuela de formación hay unas asignaturas que son dirigidas por docentes previamente seleccionados y evaluados, son profesionales con pregrados y postgrados hasta doctorados conformados por uniformados y personal civil que se le denomina “no uniformados” ellos poseen diferentes profesiones y deben elaborar un plan de trabajo académico con unidades, temas y subtemas que contienen estrategias de enseñanza-aprendizaje y de evaluación para garantizar un buen desempeño académico y posteriormente la aplicación de esos conocimientos adquiridos, cuando se enfrenten  a los momentos de verdad, es decir atender los casos que se presenten en la calle, el barrio, la localidad, la comuna, la ciudad o el campo; Es allí donde ese policía y soldado representa al estado y su gobierno, debiendo ser oportuno, cercano y efectivo en la atención de las necesidades, requerimientos y expectativas de los conciudadanos.

 Es conveniente analizar y evaluar la corresponsabilidad en materia de convivencia y seguridad, de las autoridades político-administrativas y de la comunidad en general, esos policías y soldados no se pueden dejar solos, deben contar con el apoyo y la solidaridad irrestricta de los dignatarios del poder ejecutivo, legislativo y judicial , los integrantes de estos poderes deben enfocarse en los problemas que aquejan a la ciudadanía en todas sus categorías y encontrar las posibles  soluciones integrales e inteligentes a esos problemas; entre todos los deben identificar, comprender, categorizar, priorizar y finalmente intervenir las diferentes problemáticas que actualmente presenta el país y su sociedad, y  que empiezan por su núcleo fundamental que es la familia.

La policía no puede ni debe cargar con toda la responsabilidad en la solución de los problemas que afectan a la sociedad tal como viene sucediendo y más con los hechos ocurridos recientemente con el lamentable fallecimiento de un estudiante de derecho, razón por la cual  no se puede estigmatizar a toda la policía nacional, se trató de un caso atendido por dos o más policías donde una extralimitación de funciones con culpa precedida de cierta negligencia, impericia, pero nunca por dolo o intención, generó un resultado negativo y rechazable, fue una equivocación en el procedimiento contra una persona que antes había incurrido en un comportamiento contrario a la convivencia. Muchos nos hemos equivocado en la vida y en la vida de las instituciones, unos más que otros, pero todos hemos cometido errores grandes y pequeños, han sido aceptados y corregidos, podemos seguir en esa actitud, pero decidiendo y actuando juntos sin dividir sino sumando y multiplicando los buenos resultados que se obtengan de una conducta orientada por principios y valores humanos y sociales, y no por intereses particulares. Así podemos todos construir y desarrollar un mejor país donde todos caben y pueden disfrutar la vida en todos sus roles en igualdad de condiciones y sin extremo de egoísmo y codicia.

Lamentablemente la pandemia que viene afectando al mundo entero y que por la indisciplina de una mínima parte de la sociedad en Colombia, ha contagiado a una cantidad importante de seres humanos, lo cual ha permitido que desde la calle, la oficina y la casa, la gente llame a la policía para que proceda contra esos presuntos infractores y son tantos los llamados de la ciudadanía que copan la disponibilidad del servicio de policía por parte de una institución que solo la motiva su vocación de servicio a la comunidad entera y contribuye al mantenimiento de las condiciones necesarias para el libre ejercicio de los derechos y libertades ciudadanas de todos los que vivimos en este hermoso país, también quiere una Colombia grande, respetada y libre y para ello miles de policías han caído bajo las balas asesinas de unos pocos que lo que desean es ver un país y un continente sumido en el miedo y el terror, y que aprovechan casos aislados reprochables para crear el caos y desconcierto en una gran mayoría que queremos y amamos a Colombia, tierra de humanos con un gran corazón, una mente poderosa y un inmenso potencial para contribuir en la satisfacción de las necesidades básicas de una gran mayoría de connacionales que padecen muchos problemas en  la ciudad y más en los campos.

Sin justificar lo ocurrido es necesario saber que desde antes de la pandemia se venían presentado protestas sociales, unas pacíficas y otras con violencia física, sicológica y verbal, por la desatención de algunas causas sociales que vienen siendo identificadas e intervenidas por las autoridades pertinentes, y ahora con ocasión del caso referido se está aprovechado como escudo por grupos sociales violentos para crear el caos y la incertidumbre en las ciudades; y echarle la culpa a la policía, cuando el enfoque debe ser  hacia la resolución de la problemática social y económica por la que actualmente atraviesa el país.

La transformación y modernidad de la institucional de la policía con visión e innovación está documentada y en proceso, se están haciendo revisiones estratégicas para los respectivos ajustes normativos, entonces la solución a los problemas precitados no está en la reforma como le están llamando, de la policía nacional. El problema del país es estructural y no los hombres y mujeres policías que día y noche bajo las inclemencias del tiempo velan por la vida de los que no conocen, y siguiendo unas políticas del gobierno nacional en materia de convivencia y seguridad ciudadana, haciendo prevención y educación ciudadana a través de la mediación como primer paso en la atención de motivos de policía.

Los policías salen a las calles con la instrucción de que la comunidad es su razón de ser y existir, a patrullar y vigilar su entorno,  las calles de una ciudad y de repente aparece una multitud de personas provistas de armas contundentes y punzantes (piedras y puñales), papas-bomba, bombas molotov, gasolina y otros elementos alterando el orden público, atacando a los policías  con toda clase de improperios, atacando sin piedad a los policías de los centros de atención inmediata, no creen ustedes que al darse esta situación de agresividad, impulsividad y hostilidad se intensifica su estado nervioso con un sentimiento de impotencia ante la superioridad numérica de los manifestantes que creen que con la violencia se soluciona los problemas, y esas sensaciones de ser quemados vivos  llegan primero  al  estómago del policía, luego al corazón y finalmente al cerebro, la sangre se calienta  y se va  a la cabeza, pero sucede que ya en este caso el oxígeno no llega al cerebro de los policías y al no funcionar el cerebro se presenta entre otros lo que ya es de conocimiento público.

Parte de la solución a los problemas colombianos está en la formación en cultura ciudadana de la comunidad en general y se puede lograr haciendo pedagogía, prevención, creando consciencia y sensibilizándola en el cumplimiento voluntario de las normas de comportamiento individual y colectivo y para ello dispone de un dinero  que  recaudan los gobiernos locales por el pago de multas de ciudadanos que incurren en comportamientos contrarios a la convivencia, actividad que le corresponde a los Gobernadores y Alcaldes de los departamentos, distritos y municipios de Colombia, y que está dispuesto por mandato de la ley 1801 del 29 de julio de 2016 por el cual se creó el código nacional de convivencia y seguridad ciudadana.

En el ámbito territorial rural corrió y sigue corriendo mucha sangre por culpa de grupos armados ilegales  organizados con fines criminales y terroristas causando la pérdida de la vida de muchos y grandes seres humanos, entre ellos policías y soldados que juraron algún día y siguen jurando defender la patria diciendo “Colombia patria mía, la llevo en mi corazón espero verla siempre grande respetada y libre y al final de su oración dicen “Y llegado el caso, morir por defenderte”. Los policías en ejercicio de su actividad y en situación de retiro siguen rezando esa oración bajo el lema “Dios y Patria”. Adelante guardianes del orden con gallardía y amor patrio, no están solos, son más los colombianos que están siendo solidarios con ustedes que defienden la nación y los consideramos como el único sostén de la democracia que está en déficit, todos sabemos que detrás de un uniformado hay un gran ser humano y que, de los más de 160.000 policías, unos pocos son los que yerran al igual que muchos otros funcionarios y servidores públicos.

Los conflictos internos y externos no se arreglan con el lenguaje de las balas, sino con educación ciudadana y con la fuerza al servicio del derecho

Fuente: Cr. (RA) Eduardo Martínez H

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