Hoy llegó a mi whatsapp, un vídeo que creo fue realizado con la mejor intención, pero que a mi como Policía, me arrugo mas el corazón de lo que ha estado en estos días. Y solo pude hacerme esta reflexión que comparto con ustedes.
¿Pidieron Perdón los que debían Pedir Perdón?
Para mi, y refiriéndome únicamente al lado de nuestra Institución, porque
si hacemos la otra lista sería demasiado larga, deben pedir perdón los Policías que faltaron a su deber, y que defraudaron nuestro uniforme.
Pero la Institución, La Policía Nacional de Colombia, no debe seguir arrodillándose.
Un Policía se inclina para darle la mano a un ciudadano, para ayudar a un niño, para capturar a un delincuente, para arrastrarse entre el lodo y sacar de las mazmorras humanas de la guerrilla y de la delincuencia organizada a los secuestrados, para recoger en sus brazos a una niña que acaba de ser violada, para darle fortaleza a una mujer que acaba de ser abusada…… y para portar con orgullo la bandera de Colombia y defenderla.
Se arrodilla para orar a Dios o a ese ser supremo que inspira su actuar, pidiendo su protección y orientación, por eso siempre nos escucharan pronunciar con orgullo nuestro lema, el que también han querido cambiar Dios y Patria.
En mis 29 años de servicio y aún como Reserva Policial, nunca he faltado a ese juramento, ni a ningún ciudadano, pueden revisar mi hoja de vida, está, a diferencia de la de otros funcionarios públicos, no se guarda, no se oculta, no averguenza.
El 99% de mis compañeros, al igual que yo, sin vacilación y a pesar de la ingratitud de muchos, que hoy asustados nos dan la espalda o no
se atreven a hablar en nuestra defensa, daríamos con gusto nuestra vida, para que sus hijos y nuestras familias puedan seguir viviendo en un País donde la libertad y la democracia se garantice.
NO merezco el calificativo de asesina ni de ..HP.. ni que me escupa la cara ningún joven o ciudadano que no sienta a Colombia como la siento yo, ni que traten de quemarme viva como hicieron con los Policías en los CAI y en algunas ciudades del País.
Soy orgullosamente profesional de Policía, NO soy enemiga de Colombia, ni de ningún compatriota, incluyendo a los que se escudan en ideologías que dividen y en el terrorismo y las llamas para sembrar miedo, destrucción y división. NO se equivoquen, NO confundan al pueblo colombiano con sus mentiras.
En mi universidad de Policía, a pesar que también quieran ahora cambiar el pensum académico me enseñaron todo lo concerniente a mi profesión con fundamento siempre en el respeto a los derechos humanos.
Por eso hoy me siento con el deber moral de retar a todos los decanos de las universidades públicas y privadas, para que en compañía de quienes nos quieren reformar, revisen a la luz de la verdad, comparando lo que se esta
dando en las otras disciplinas del conocimiento y le digan al pueblo colombiano, partiendo de la realidad, en cual de las universidades se enseñan mas los principios, valores, el respeto y en fin, a ser un mejor ser humano, un mejor ciudadano, un mejor colombiano.
Tampoco estoy de acuerdo y pido por favor nuevamente la solidaridad de los colombianos de bien, para que hagan oír su voz y nos defiendan. Desde ayer en las redes sociales, quienes incitan al odio y a las marchas, han hecho un llamado para que masacren a los Policías, y no contentos con esto, han extendido esta sentencia de muerte a nuestras familias.
Me vuelvo a preguntar… ¿Donde esta la Defensoría del Pueblo, donde están las Personerias, donde están todas las ONG de derechos humanos nacionales y extranjeras, donde esta el señor Vivanco adalid de los derechos humanos a nivel mundial y que tanta cátedra dicta en nuestro País, donde están los periodistas, donde están nuestros jefes y comandantes de Policía, que no se han pronunciado, que no cubren esta noticia, que no
piden a estos terroristas que respeten el derecho a la vida, no la de los Policías, porque cada día me convenzo que esa no los hace mejorar su perfil y ganar reconocimientos en sus cargos, pero si, deben pronunciarse y es su deber para garantizar que se respete el derecho a la vida de nuestros niños y niñas, de nuestras mujeres, de nuestros ancianos.
Imploro a los profesionales del derecho de la Reserva y del País que todavía defienden la justicia, que representen a nuestras familias como victimas que ya son de estos vándalos, exigiendo medidas de protección para ellas.
Desde ya, se debe responsabilizar a quienes han impartido estas órdenes, frente a cualquier hecho que afecte la integridad física, emocional y sicológica de nuestras familias, ellas no son parte de la Fuerza Publica y por
tanto no deben ser consideradas como objetivo de su odio y afán de destrucción.
Colombianos de bien. Si hoy no se dejaran llevar por lo que se presenta en las redes sociales y en los medios de comunicación. Si se tomaran el tiempo de revisar las estadísticas de las actividades que desarrolla cada día un policía y un soldado desde que sale de su casa para garantizarle su seguridad.
Si hoy visitaran nuestros hospitales y vieran la cantidad de policías, soldados, hombres y mujeres, que llegan a ellos por la acción de la delincuencia y el narcoterrorismo.
Si hoy compartieran un momento con nuestros auxiliares, soldados y profesionales mutilados por un artefacto explosivo o por una mina sembrada por la guerrilla y los narcoterroristas que financian este negocio, en el que se apalancan todas las formas de violencia y de lucha clandestina en nuestro País.
Si hoy visitaran las iglesias en donde nuestras familias rezan porque es el único consuelo que les queda frente a la ausencia de un policía o de un soldado. Si hoy pudieran abrazar a nuestras viudas y huérfanos, para llenar el vacío que sienten.
Si hoy visitaran nuestros cementerios en donde están miles de cuerpos como la mejor prueba que nunca faltamos a nuestro juramento de “llegado el caso morir por defenderte”.
Colombianos cuando sientan en su corazón el amor que se guarda en el corazón de un Policía o de un Soldado por todos ustedes, cuando llegue ese día el que ruego a Dios que sea HOY, nuestras calles serán un río de solidaridad y esperanza, nuestro mayor cacerolazo será a la violencia, no habrá espacio para la delincuencia, para el vandalismo, para la destrucción.
Ese día, querido Colombiano, usted y ese héroe vestido de verde oliva y de camuflado, se unirán en un abrazo, y en un grito de libertad que no podrá destruir ninguna ideología nefasta, ese día estaremos seguros que a Colombia la hemos salvado.
Todavía estamos a tiempo.
Dios los bendiga;
Cr. (RA) Gloria Estela Quintero Vélez.
Policía Un día, Policía para siempre.