TENEMOS UNA POLICÍA FUERTE Y PREPARADA

Contrario a lo que piensa el mundo y la inmensa mayoría de los colombianos, una polémica exprofesora universitaria opinando en Twitter, seguramente por fuera de sus cabales, en actitud reverente y belicosa, reconocida defensora a ultranza de la dosis personal de estupefacientes, calificó a la Policía de todos los colombianos de “Policía Terrorista”.

Antes de 24 horas, fue forzada a eliminar su mensaje, gracias a la avalancha de ciudadanos de bien que se volcaron sin freno en las redes para rechazar semejante improperio contra la Institución más noble que pueda tener Nación alguna.

La Policía Nacional de Colombia goza de amplia legitimidad y reconocimiento en el ordenamiento mundial de organismos policiales, ha sido catalogada en varias ocasiones por la Asociación Internacional de Policías del Mundo, como la mejor, por su Liderazgo, solidez y efectividad, que no son retórica, tampoco un formalismo, son el resultado de su existencia centenaria y de su voluntad y capacidad de transformación e innovación incorporada en su doctrina y en el Ser de cada uno de los 170 mil hombres y mujeres que la conforman.

No hay otra Institución en el País que haya enfrentado las adversidades cotidianas a las que ya se ha acostumbrado el pueblo colombiano, por ello la resiliencia alcanzada, que la impulsa a actuar con coraje, sinergia e inteligencia; también evolucionar a la vanguardia de empresas y/o organizaciones altamente competentes.

Instituciones policiales y de investigación, universidades, centros de pensamiento, empresas de bienes y servicios, multinacionales de la industria, la tecnología y la seguridad, nacionales e internacionales, han referenciado con fines de aprendizaje, los procesos gerenciales, operativos, financieros, doctrinarios, de gestión humana, de salud, transparencia e integridad y de Derechos Humanos en la Policía Nacional de Colombia; encontrando un abismo interminable de creatividad, riqueza de pensamiento, fortaleza de doctrina y talento humano, promisorio, en valores, competencia y visión.  

En la policía no existe la improvisación, cada detalle está escrito, innumerables manuales enseñan a hacer las cosas, desde lo mas simple, pero fundamental, como la forma de saludar, aproximarse y responder al ciudadano, la investigación de un delito, el control de una protesta y el procedimiento ante un ataque terrorista, etc.

La conducción gerencial y administrativa, ha sido merecedora de múltiples premios a la excelencia, eficiencia, transparencia y cumplimiento sin tacha de los principios que rigen la Función Pública.

Los visitantes al Museo de la Policía ubicado en el centro histórico de la capital y en la Dirección General de la Institución, así como en otras unidades policiales, apreciarán en sus pasillos, salones y vitrinas con filas extensas de galardones y reconocimientos otorgados a la policía a través del tiempo.

Las Policías del mundo buscan cooperar continuamente con la Policía Nacional de Colombia, se transfiere abundante experiencia y conocimiento y varios gobiernos solicitan frecuentemente su apoyo, para el gobierno americano somos aliados confiables y eficientes, la OEA y la ONU despliegan nuestra capacidad hacia otras latitudes, y hoy en día, y desde hace algunos años permanecen comisiones especiales en diferentes países, entre ellos Guatemala, Salvador, Honduras, República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Haití, igualmente en otros de Sur América, África y Asia como Guinea y Azerbaiyán.

También las grandes, tradicionales y más poderosas asociaciones de policías del mundo: INTERPOL que integra 192 cuerpos policiales, EUROPOL donde Colombia es la única policía de Latino América con acuerdo de cooperación estratégico y operacional desde el 2003, y con más de 145 oficiales de enlace de muchos países representados en la Haya; AMERIPOL la comunidad de policías de América integrada por 33 países del Caribe y Latino América y cuya sede y secretaría ejecutiva permanente está en Bogotá.

Esta Policía, la de todos los colombianos, ha sido única en la nación por 130 años, creada profesionalmente por el comisario francés Juan María Marcelino Gilibert, reorganizada en la mitad del siglo pasado y adoctrinada con asesoría de la Gendarmería Alemana, la Real Policía Montada de Canadá, la Policía Inglesa, los Carabineros de Chile, la Policía española, de Suecia, de Francia, de Corea del Sur, y la significativa contribución de ilustres abogados, pensadores y académicos policiólogos, como fueron los doctores Roberto Pineda Castillo, Álvaro Castaño Castillo y en las últimas décadas el brigadier general Fabio Londoño Cárdenas, quizá el policía y escritor con el mayor número de obras en el mundo sobre Ciencia de Policía.

Esta Policía, tiene a Colombia en los índices más bajos de homicidio y secuestro de los últimos sesenta años, ha desarrollado capacidad excepcional de inteligencia, investigación criminal y operaciones tipo comando, localizando los más temibles cabecillas del narcotráfico, terrorismo y el crimen organizado, desarticuló los carteles de Cali y Medellín, abatió a Pablo Escobar, al Mono Jojoy, a Raúl Reyes y capturó a los hermanos Rodríguez Orejuela.

Su capacidad de despliegue operacional se refleja adicionalmente en una flota aérea de 142 aeronaves, única policía en el mundo con esta fortaleza. 16.000 mujeres integran la fuerza, también indígenas, afrodescendientes y raizales y todos entrenados y certificados en Derechos Humanos, el uso de la fuerza, y en mediación y conciliación.

La Policía es el “Alma de la Ciudad”, el sostén de la democracia, la autoridad genuina en la calle.

Detractores de la Policía se han avivado con dedicado dolo, para vilipendiarla y desprestigiarla en la coyuntura de una protesta marcada por el vandalismo.

Se ha sumado además el talante antidemocrático de algunos Senadores de la República, una de ellas incitando a la rebelión y a la insubordinación de los uniformados y otro en evidente actitud de prevaricato, presionando la liberación ilegal de unos vándalos aprehendidos en flagrancia en la ciudad de Cali, Pésimo ejemplo.

El capitán Jesús Alberto Solano, jefe de la Sijín de Soacha, asesinado a puñal por vándalos en la protesta era candidato a Doctor en Educación de la Universidad de la Salle, con maestría en Investigación criminal, policía experimentado en investigación del delito y padre de una niña de cuatro años.

Todo un héroe de la Patria y digno ejemplo de miles de policías que están ahora en las calles, a la intemperie, cumpliendo con carácter y firmeza el juramento realizado, ejerciendo su autoridad para proteger los derechos de las mayorías.

Este es el camino contra la anarquía y el caos, la combinación de formas de lucha no puede ser la estrategia de la extrema soterrada para conquistar el poder.

Por: Brigadier General Juan Carlos Buitrago  – El parche del capuchino

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