¿SON NECESARIOS NUEVOS UNIFORMES PARA LA POLICÍA NACIONAL?

Qué es más importante la imagen corporativa[1]  o su identidad[2]. Si cualquier miembro o varios de ellos cometen un error, se saltan las normas, procedimientos o principios éticos, su imagen se ve afectada, pero su identidad permanece intacta. Es decir, ¿Es una organización legitima o disfuncional?

El cantante, compositor, Ramón Bautista Ortega, reconocido como “Palito Ortega”, en su canción llamada: La pinta es lo de menos (Juan & Juan 1970), le da a entender a un amigo que ser bueno, alegre y divertido, es mejor que su apariencia física (gordo). Volvemos a recalcar que la imagen es más importante que su identidad.

En el artículo: “Díganme tombo[3]”, publicado en las2orillas, en uno de sus apartes se dice: “Los atuendos, en general, son representaciones simbólicas de un estatus social (rico – pobre), profesión, oficio, actividad o tipo de servicio (médico, bombero, chef, piloto de avión, socorrista, sacerdote, estudiante, ciclista, campesino, magistrado, prisionero, albañil, vigilante, etc.).

La esencia de las cosas es su ser, así lo determina la filosofía. Siendo más ilustrativo; este ser, está determinado por su naturaleza, materia, sustancia; algo diferente a la conciencia y a las sensaciones, es decir que se encuentra fuera de nosotros, es una realidad objetiva, que se puede medir, tocar, eliminar, cambiar o modificar.

Son las formas de pensar y entender las relaciones sociales y el amor (lo común), los elementos que permiten generar unas auténticas, éticas, y relaciones sociales satisfactorias, donde todos ganamos. No nos podemos detener, en las apariencias, características externas, físicas como factores determinantes del buen comportamiento. Eso es una falacia, entelequia.

La forma de manipular la conciencia social, no se centra en la falsa percepción (error de hecho), ni en la incoherencia (error lógico), sino en el modo de organización del saber, en sistemas de ideas, que mutilan el verdadero conocimiento (sesgos de la realidad). Quieren hacerle creer a la conciencia social, que el uniforme, es el que va a producir el verdadero cambio institucional y su disfuncionalidad, desaparecerá.

En consecuencia, no es con el cambio de toga, que se elimina o desaparece la corrupción judicial (cartel de la toga); con el cambio de la indumentaria eclesiástica, se acabará con la pederastia; con la modificación del uniforme penitenciario, se acabará con la delincuencia; cambiar el color de los uniformes de los médicos, evitará la propagación de infecciones, los abortos clandestinos, enfermedades terminales, etc.

Interpretando de otra forma esta situación y tal como alguna vez se los escuche a uno de nuestros indígenas, en la guajira, frente a un cuchillo que portaba dijo: no es esta arma la que está llena de maldad, la maldad está en quien la usa. ¿El uniforme es el malo?

El cambiar un uniforme, vehículos, armas, tecnología o demás objetos materiales requeridos para el servicio o función policial, exige un gasto, muy alto. A lo anterior se suma la crisis económica por la que cruza el país, que exige direccionar esos dineros a sectores mucho más afectados y relacionados con la vida y la salud. Una pregunta que se puede hacer una persona del común es: ¿Detrás de esto no habrá un negociado?

En el ejército, los uniformes camuflados, tienen como función engañar la vista, de la presencia de la persona quien lo porta; en otras palabras, es una forma mimetizarse y de esta manera, evitar ser atrapado o por lo contrario atrapar, repentinamente, el objeto de su acción militar.

Es decir, las prendas deben estar diseñadas para el entorno donde se va a desarrollar alguna actividad militar, defensiva u ofensiva. Muchas personas se preguntan, ¿Cómo es que el ejército colombiano tiene uniformes diseñados para usar en el desierto?, si en nuestro país solo existen: el desierto de La Guajira, el desierto de la Tatacoa, el desierto de la Candelaria y el desierto de Occidente, donde históricamente, no se han presentado conflictos internos y mucho menos externos, pues no son zonas estratégicas para derrotar a su opositor. En consecuencia, la compra de estos uniformes, ¿No fue otro negociado? (corrupción administrativa).

El ciudadano del común, ya se encuentra habituado con el uniforme, verde oliva, y sabe que, al pedir una ayuda de orden social, la persona que lo viste, debe brindar esa ayuda y orientación judicial, en defensa de sus derechos. Ellos no saben, y no tienen por qué saberlo, si es un miembro del nivel ejecutivo o nivel oficial.

Los símbolos que permiten identificar a cada uno de los miembros de estos niveles son y deben ser resorte de todos los policiales.

Como decía Erich Fromm en “El miedo a la libertad”, cuando el hombre se une con el hombre, con la naturaleza, consigo mismo, el amor es el componente fundamental de su espontaneidad (yo genuino), no es un amor de disolución o de posesión, sino que funciona como una afirmación de existencia del otro (simetría), es una unión del individuo con los otros, sobre la base de la preservación, el yo individual, no en su oposición o polaridad.

Es superar la separación, conduciendo a la unidad, sin eliminar la individualidad. Elaborando una analogía es la relación del hombre y la mujer, que con el amor (lo común) se superan, siendo una unidad denominada matrimonio.

Para nuestro caso, no es el cambio del uniforme, la solución a los conflictos sociales. La solución está en entablar una relación racional entre la comunidad y la institución Policía Nacional.

Para finalizar el saber portar este uniforme, debe estar siempre acompañado de la ética, moral, competencias profesionales y una buena toma de decisiones, en el actuar, para impartir y dar ejemplo de comportamiento social y aplicación de la justicia. La restructuración de la policía recae más sobre sus formas de procedimiento, que en sus formas de presentación personal (uniforme).

Por: Hernando Copete Ortíz Mayor Veterano

Policía Nacional de Colombia


[1] Percepción que tiene el público, a partir de los productos o servicios de la organización. Beneficios obtenidos. Para este caso la seguridad, libertad y defensa de los Derechos Humanos.

[2] Se manifiesta a través de sus elementos visuales, logotipo, prendas, colores, instrumentos.

[3] ¡Díganme tombo! – Las2orillas

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