Por: Cr. Rp. Jorge Elías Salazar Pedreros
Presidente Colegio Profesional de Administradores Policiales COLPAP
La convivencia pacífica de un grupo de ciudadanos que asistía a una manifestación pública política en nuestra ciudad de Bogotá se vio gravemente afectada por un atentado donde resultó gravemente herido un candidato presidencial, en la tarde del 7 de junio del presente año.
El presente escrito no pretende entrar a evaluar en este momento el proceso de protección y seguridad de este evento político público masivo, sino reflexionar tomando como punto de partida el hecho sucedido, para analizar una variable que tiene que ver con el proceso de planificación, previsión, anticipación y prospectiva que se debería revisar y fortalecer frente al hecho que se ha materializado, pero sobre todo a los escenarios que a partir de esto se pueden gestar y reproducir a modo de retaliación o revancha.
Se debe considerar que la magnitud de este hecho desestabiliza aún más todo el ambiente de convivencia nacional, impulsándolo hacia dimensiones de incertidumbre, pesimismo, pero también hacia un momento peligroso de desesperación en el que por consecuencia lógica se pueden dar reacciones que se manifiesten en violencia política que el país tristemente ya ha vivido en décadas pasadas, sobre todo ad portas del proceso electoral que está comenzando y que será decisivo para el futuro del país.
En la gerencia y dirección de la seguridad integral de este proceso, juegan papel importante los profesionales de administración policial, quienes con base en conocimiento y gran experiencia desarrollan todo el proceso de gestión para garantizar la seguridad de personajes, de la comunidad, de todos los actores que intervienen, y en general todo lo concerniente al desarrollo seguro del evento público político.
Por eso se debe partir del enfoque del proceso de planificación y gestión de estos servicios que debe evolucionar a ser más disruptivo, pues debe tenerse en cuenta los graves antecedentes de este tipo de hechos que históricamente han ocurrido en nuestro país y en ninguna circunstancia se puede caer en la subvaloración del riesgo y mucho menos omitirlo, pues como vemos vuelven a presentarse.